Iniciamos el mes de junio con cifra oficial de más de 5,6 millones de venezolanos deambulando en el continente americano, producto de la más grande crisis política, económica y social que ha experimentado la región; otros continentes también han recibido a los nuestros.
En medio de la pandemia por COVID-19, el impacto de las restricciones impuestas por los países han agravado las condiciones de los grupos poblacionales más vulnerables, haciendo urgente garantizar el acceso a derechos, por su especial necesidad de protección, a los refugiados y migrantes por parte de los Estados que los reciben. La protección y seguridad social, la cobertura y acceso a servicios de salud, así como los planes de vacunación están entre las prioridades.
Los recursos para atender hoy la crisis de refugiados y migrantes venezolanos son muy limitados; Naciones Unidas estima que en 2020 se recibió donación del 46% de lo necesitado, mientras que en 2021 apenas se alcanza el 22% del total contemplado en el Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela. Las políticas de regularización de gobiernos de América Latina y el Caribe se están convirtiendo en un ejemplo para manejar otras crisis de desplazamiento, sin embargo, estas medidas requieren el apoyo decidido de la comunidad internacional para ser seguras y efectivas, removiendo barreras de acceso e incorporando la dimensión de derechos humanos.
En vísperas de la Conferencia Internacional de Donantes que organiza este año el Gobierno de Canadá, a realizarse el 17 de junio, nos dirigimos a los gobiernos de los países del mundo, a los organismos y agencias de cooperación internacional, a entidades financieras, organismos privados, academia, sector religioso, gremios, sindicatos, organizaciones nacionales y sociedad civil en general, para pedirles solidaridad con los refugiados y migrantes de Venezuela. Clamamos por su protección e integración a los países que los reciben, sin olvidar aquellos sectores más urgidos en Venezuela a los que igualmente hay que socorrer.
Queremos destacar que las organizaciones de la sociedad civil, especialmente las lideradas por refugiados y migrantes venezolanos son esenciales para una respuesta efectiva. Nuestras organizaciones realizan una encomiable labor, dado nuestro rol y posicionamiento particular en las comunidades. Las organizaciones de refugiados y migrantes sirven como soporte y enlace de sus connacionales con las comunidades de acogida, con las entidades gubernamentales y de cooperación internacional, también con el sector privado, contribuyendo así efectivamente a la cohesión social y desarrollo económico.
Apoyar a los refugiados y migrantes venezolanos no es solo una opción, sino la decisión más inteligente. Han sido ampliamente documentados los beneficios y oportunidades de atender e integrar a las personas refugiadas y migrantes, así como su impacto en el crecimiento y desarrollo de las comunidades de acogida.
En las Américas, el primero de junio de dos mil veintiuno.